Si yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, y me faltara amor, no sería más que bronce que resuena y campana que toca. Si yo tuviera el don de profecías, conociendo las cosas secretas con toda clase de conocimientos y tuviera tanta fe como para trasladar los montes, pero me faltara el amor nada soy.
Si reparto todo lo que poseo a los pobres y si entrego hasta mi propio cuerpo para ser quemado, pero sin tener amor, de nada sirve.
El amor es paciente, servicial y sin envidia.
No quiere aparentar ni se hace el importante.
No actúa con bajeza, ni busca su propio interés.
El amor no se deja llevar por la ira, sino que olvida las ofensas y perdona.
Nunca se alegra de algo injusto y siempre le agrada la verdad.
El amor disculpa todo; todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta.
El amor nunca pasará.
Una noche orando a Dios, me llevó a que leyera 1corintios 13,sé que muchas veces lo hemos leído, pero en pocas le hemos tomado el verdadero peso a cada una de las palabras que ahí se nos habla y lo hemos hecho un rhema. Me hizo pensar qué sentido tiene el vivir una vida de cristianos sin amar verdaderamente, a veces estamos en los cultos donde casi alcanzamos a tocar el cielo junto a la presencia de Dios y la adoración es tan fuerte.. pero de que sirve si cuando volvemos a la realidad ni siquiera sabemos cómo está mi hermano o hermana, si esta pasando necesidad o simplemente si está bien o no, a veces aquellos que no son hijos de Dios son mucho más sencibles que nosotros que tenemos al mismo Espiritu Santo morando en nuestros corazones y son capaces de entregar mucho más amor,de que sirve si profetizamos o si hablamos en lenguas o si danzamos o si se nos revelan grandes misterios como el de la iniquidad o si damos grandes ofrendas o si hacemos campañas evangelísticas o si se ministra a la gente o si estudiamos su palabra...si realmente no tenemos amor por el prójimo, talvés digamos ..pero si yo amo.. sí amamos, pero a quienes son nuestros amigos, a los que siempre vemos, a quienes nos aman también, pero que hay de aquellos que ya no están, o de los que pasan al lado nuestro cada día. Creo que el más triste es Dios, porque es a él a quien despreciamos o ignoramos.
Creo que por primera vez senti la necesidad imperiosa de tener el corazón de Dios, de tener la compasión y el amor que él tiene por todos nosotros, creo que mientras más aprendamos a amar y dar el todo por los demás, así como Jesús lo hizo, podremos llegar a ser como él, porque recuerden que Dios es amor y para ser como él debemos amar y dejar de juzgar.
Creo que Dios a tenido mucha misericordia de nosotros y necesita con urgencia que aprendamos a amar, sino con qué autoridad vamos a predicar del amor de Dios.
